Ternera Gallega

La ternera gallega es famosa en todo el mundo por su indudable calidad. Se ha convertido en un referente entre los proveedores y consumidores de carne más críticos, que la buscan por sus especiales características.

A continuación, repasamos contigo las claves de un producto que, por su valor, te conviene saber distinguir. Presta atención.

La importancia de la denominacion de origen Galicia

Hay un concepto básico para garantizar los requisitos de esta carne. Se trata de la Indicación Geográfica Protegida (IGP), que funciona como una especie de denominación de origen de Galicia.

Es un sistema de verificación que te va a asegurar, mediante certificados y contraetiquetados, que determinados productos cumplen los criterios establecidos para ser considerados como ternera de Galicia. De esta manera, vas a evitar las confusiones que solo merman el buen nombre de este alimento.

Todas las terneras de esta IGP han nacido, han sido criadas y han sido sacrificadas en el territorio gallego. Y, aparte de la importancia que tienen para la naturaleza de la carne estos orígenes, hemos de valorar el factor de sostenibilidad que implica este modo de producción.

Ten en cuenta que en esta comunidad autónoma la ganadería vacuna es una realidad desde hace más de 3700 años. Por consiguiente, existe una gran tradición de explotaciones familiares, lo que es sinónimo de buenas condiciones para los animales.

Pastan en verdes prados y sin la necesidad de estar estabulados en espacios pequeños. Por consiguiente, no te ha de extrañar que estos hábitats tan propicios se traduzcan en una carne más saludable, como el modo de vida que llevan.

En estas explotaciones, a menudo domésticas, la mano de obra suele ser familiar y cuenta con el rigor que proporcionan años de experiencia en la crianza de vacuno. Asimismo, el tratamiento de las carnes, antes de ser puestas en el mercado, va a garantizar su trazabilidad y todos los patrones de seguridad y organolépticos.

Las razas principales de las que se sacan estas carnes son las morenas y rubias. Las primeras se encuentran más al noroeste de la región, mientras que las segundas se localizan mayoritariamente por el sur.

Como seguramente has deducido, la denominación de estas razas procede del color de la piel de estos animales. Mientras que las morenas se caracterizan por tenerla más oscura, las rubias se distinguen por su color amarillo trigo. También se producen cruces entre estas razas autóctonas y otras secundarias, de las cuales siguen derivando unas carnes muy apreciadas.

Una de las claves del buen tono de esta carne de vacuno gallego tiene que ver con su alimentación, que es completamente natural. El plan de nutrición de estos animales consiste en ingerir forraje, patatas y otros vegetales.

Aparte, reciben la leche directamente de sus madres, lo que implica que absorban todos los nutrientes básicos que tan necesarios son para su salud en sus primeros meses de vida. Tampoco falta el pienso de cereales. Además, no prueban ningún producto tóxico, por lo que su alimentación es completamente saludable y libre de peligros para tu consumo.

Finalmente, te recordamos que todos estos productos provienen de animales que son sacrificados sin que hayan llegado todavía al año de vida. Es lo que tiene que suceder para que una carne pueda ser vendida en el mercado como ternera de Galicia.

Y todavía puedes optar por un producto de mayor nivel, como es la que conocemos como ternera de Galicia suprema. En este último caso, la carne corresponde a terneras que no han llegado a vivir diez meses.

¿Cuáles son las características principales de esta ternera?

Aparte de fijarte en las certificaciones y el etiquetado, es importante, por si vas a un restaurante, aprender a distinguir las características básicas de esta carne. Nos referimos ahora a su aspecto externo.

En este sentido, te interesa acordarte de que es una carne que adquiere, según los ejemplares, unas tonalidades entre el rojo claro y el rosado. Las primeras son más típicas del añojo y las segundas se suelen identificar con las terneras.

Destacamos la consistencia firme de esta carne magra, que también tiene su toque exacto de humedad. Por eso vas a poder distinguir una cierta brillantez. Además, está entreverada de grasas blancas nacaradas y suavemente irisadas, con un color amarillo.

Son las clásicas grasas que, una vez cocinada la carne, adquieren un sabor muy valorado. El músculo de este animal, por su parte, es de grano fino. Pero, volviendo a su sabor, es tal vez la propiedad más apreciada por quienes conocen esta carne de primera mano.

Por lo que respecta a este, sobresale por la intensidad que caracteriza a una carne fibrosa pero, a la vez, jugosa. Las piezas de ternera gallega se distinguen por ser muy suculentas y tiernas. La intensidad y exquisitez de su sabor convierten su consumo en una experiencia sensitiva de lo más agradable.

Pero, además, podemos confirmarte que este tipo de ternera tiene perfectamente cabida en una dieta completa y equilibrada. Está compuesta de proteínas de alta calidad, lo que te proporciona, por cada 100 gr, el 48 % de la energía que te hace falta para afrontar el día.

Los aminoácidos contenidos en estas proteínas tienen una alta importancia biológica y se digieren con una gran facilidad. Resultan fundamentales por lo que respecta al desarrollo y a la regeneración de las células de los tejidos.

En cuanto a los micronutrientes, no olvides la presencia de las vitaminas del complejo B. Sobre todo de la B12, que es muy importante para la generación de hematíes. Entre los minerales, su fósforo contribuye a tu memoria y el hierro te protege frente a las anemias.

La calidad en la presentación

Por último, estos productos se venden, por lo general, en filetes y envasados al vacío. Su churrasco, al ser de vaca joven, llama poderosamente la atención por su terneza.

Esta carne mantiene sus extraordinarias propiedades cocinada de múltiples maneras. Puedes degustarla, siempre acompañada de aceite de oliva: asada, guisada, estofada, frita, a la plancha, empanada o a la parrilla. Son infinitas las recetas en las que encaja: aguja, osobuco, picanha, escalopín, costilla, etc. En definitiva, aprende a diferenciar la ternera gallega para disfrutar más de la buena carne.